Los 5 secretos del éxito de un jardinero

¡Por fin! La primavera llegó y la vida tiene otro color. El sol cada día más radiante calienta hasta al más pintao. Y el mundo que nos rodea cada día que pasa se tiñe aún más de verde.

 

No sé tu, pero yo mire dónde mire veo cada vez más brotes, más insectos haciendo su trabajo, y por ejemplo aquí en casa los iris y tulipanes ya están en flor, los guisantes de olor brotando, así como mis semillas de amaranto y alceas -nueva adquisición-… Y supongo que en pocas semanas los tubérculos de mis dalias (sembradas el año pasado) pronto comenzarán a brotar.

 

Sin duda si quieres aprovechar esta necesidad que de repente nos invade en primavera, y esas ganas supinas de mancharse las manos de tierra y salir al balcón personalmente creo que la mejor forma es

 

1. Ponerse Manos a la Obra -en cualquier centro de jardinería puedes hacerte con plantas en macetas de plástico de 9cm que en un mes doblarán o triplicarán su tamaño si las cuidas bien… o cultiva tus propias flores -te enseño cómo-… y, ya que estamos también podemos

 

2. Pensar a Futuro. ¿No sería fantástico tener flores pasado el verano, e incluso en otoño? ¡ya que no puedes dejar pasar este empujón primaveral que no sé quede en nada!

 

marta puig
© Marta Puig

 

1. La Jardinería no es sólo para la Primavera

Durante las próximas 4 semanas es el momento de comenzar a piñón con la huerta, preparar macetas, plantar dalias, o reavivar el jardín de aromáticas. Pero la primavera no es el único momento del año para sucumbir y dejarte llevar por la fiebre jardinera. Incluso cuando el tiempo empieza a sucumbir al frío hay trabajo que hacer. Son 8 meses de crecimiento, floraciones y su recogida de frutos… Las plantas vienen y van, y ahora que las vivaces y las gramíneas están tan de moda la primavera es simplemente el comienzo, pues las floraciones y el interés de las plantaciones se extienden ya ha pasado el verano, entrando en otoño e incluso más allá.

 

Pensar en la jardinería como algo multi-estacional es fundamental. Hay muchos trabajos que no conviene hacer en primavera. Por ejemplo segar, dividir los iris, plantar bulbos de primavera, todo esto se hace después del verano. Resembrar el césped es un trabajo de otoño, al igual que plantar árboles y arbustos, sembrar praderas de vivaces… y no digamos podar un gran número de especies.

 

La primavera se da una vez al año, pero un jardinero trabaja todo el año para que eso ocurra.

 

 

No habrá frutos para aquellos que no poden, ni frutos ni flores-

 

 

2. Mira a largo plazo

Nuestra dependencia a la inmediatez parece que nos llena aún más de adrenalina si conseguimos nuestros objetivos lo antes posible, cuanto antes mejor. Nuestra dependencia es directamente proporcional a encontrar un propósito para todo y satisfacerlo lo antes posible. Es una adicción. Y cómo dice John Fowles en El Árbol,

 

 

La versión moderna del infierno es la carencia de propósito. Y a la naturaleza esta situación la hace especialmente vulnerable.

 

 

Los jardineros de éxito dejan de lado la inmediatez y nutren la paciencia, el buen hacer, y asumen que el tiempo no es un enemigo, porque son conscientes de que la gratificación no es inmediata.

 

Plantar un jardín para tener un impacto inmediato será la pesadilla de aquel jardinero que lo tenga que mantener. Ramas rotas, insuficiente luz por la densidad de plantación, puede ser sólo el comienzo. Nunca jamás he conocido jardín que realmente haya llevado acabo la teoría de que una vez crecidas y desarrolladas sus plantaciones de alineaciones de árboles o setos haya decidido quitar uno si uno no para permitirles crecer y expandirse y llevar luz allá donde más lo necesitan -sanear se dice-.

 

Los jardines evolucionan y se deben editar al cabo de los años. Es lo que tiene vivir, trabajar y disfrutar de algo vivo y en constante cambio.

 

Los árboles de grandes calibres esta demostrado tardan mucho más en volver a desarrollar su sistema radicular. Por lo general,

  • una planta vivaz -muere y reaparece todas los años- tarda entre 2 y 3 años después de ser plantada en brillar, y
  • una planta cubre suelos más o menos tarda el mismo tiempo en rellenar todo el espacio.
  • Un pequeño arbusto puede tardar 4 años en cumplir lo que prometió.
  • Un arbusto grande o árbol pequeño necesita de 5 a 7 años para tener presencia,
  • un árbol de sombra de 7 a 10 años o más.

 

Nada de esto implica que el jardín no esté bonito, no crezca y/o florezca; probablemente te dará mil alegrías. Pero quiere decir que la visión a largo plazo es importante tenerla y trabajar en su búsqueda. Por eso a mi me gusta cuando trabajo con clientes ver más allá, mirar que ocurrirá dentro de 5 y 10 años, si acabarán sintiendo empatía por el jardín entonces… y para que vean la belleza que les depara deben compartir esa visión y hay que ilusionarles por el camino, porque a lo largo de él habrá que re-editar y modificar. Es como criar un hijo -y las mías sólo van a cumplir 5 lo que quiere decir que aún les quedaría otros 5 para convertirse en un árbol al que arrimarse y buscar cobijo-.

 

En cualquier caso, planta un huerto. Eso te quitará el gusanillo de la inmediatez, y te dará perspectiva a la hora de observar los tiempos del jardín.

 

Y por supuesto diseña tu jardín pensando a largo plazo -echa un vistazo a las 10 claves-. Es fundamental tener una idea básica y congruente antes de montar la Marimorena.

 

3. No te desesperes

Los errores son buenos. Plantar, sembrar, hagas lo que hagas, la experiencia es un grado. Nadie consigue resultados a la primera, luego no desesperes, las cosas salen pero esperar sembrar una semilla o plantar un bulbo y esperar a que aquello sea una fiesta, así sin más, es casi imposible de creer. Es muy difícil saber incluso para una experto -que ha aprendido a base de testar y errar- predecir si una planta va a querer vivir o no en un determinado lugar, y después como va a convivir con las que tiene alrededor.

 

Obviamente la experiencia, la información y el entorno te guían. Pero no hay que echarse las manos a la cabeza si tu vecina consigue tener los más bonitos geranios del barrio y los tuyos se encuentran a años luz. Que eso no te lleve a tirar el tiesto por la ventana. ¡Habla con ella!

 

Si una plantación no está dando resultados esto será obvio tras 2 ó 3 años. Entonces re-edita, cambia y modifica. Es un momento fantástico para hacerlo mejor. Es más date la licencia de cometer errores, e incluye esa opción desde el comienzo -desde la plantación inicial-.

 

En este sentido he de decir que los jazmines que tengo en el patio si superan este verano la prueba de fuego vivirán en caso de que los brotes de esta primavera tiren -y tiren mucho-, si no, me temo que cambiaré de posición esas macetas o las replantaré con madreselva, que en esa misma situación parece mucho más contenta (muchas veces uno se plantea porqué no habrá pensado antes en esto).

 

Una vez que eres consciente que no tienes que estar obsesionado con algo que tiene que funcionar si o si, te sientes liberado.

 

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© Marta Puig

 

 

4. Prepara bien el suelo

Es sin duda la parte más importante del jardín y la más infravalorada, porque simplemente no la vemos. Las plantas extienden sus raíces para encontrar agua, nutrientes, bacterias y hongos beneficiosas que les ayudan a estar sanas y a crecer. Esto es un ciclo y el jardinero debe introducir más materia orgánica para mantener el crecimiento. Pero eso tiene muchísimos beneficios pues evita la erosión del suelo, la compactación y evita tener que meter fertilizantes sintéticos y pesticidas.

 

El acolchado (mulch) orgánico -corteza de pino para la mayor parte del mundo- al romperse da de comer al suelo, pero tendemos a volvernos locos en primavera echándolo a ton ni son. Realmente con 3-5cm es suficiente para mantener la humedad del suelo y tener las ‘malas hierbas’ controladas.

 

Lo mejor son triturados de corteza. Cuánto más triturado mejor y más fácilmente se descompondrá. Ahora si huele mal (por estar apilado y debido a la falta de oxígeno) es que no está bien, y eso puede afectar negativamente a las plantas. Así que retíralo y espera a que deje de oler.

 

El mejor mulch es el que proviene de las hojas secas de otoño. Recoger las hojas en el otoño es una idea a tener en cuenta que seguramente te ahorrará dinero cada vez que tengas que renovar el mulch y además reutilizas las hojas en tu jardín. 5 cm de triturado de hojas en Noviembre es suficiente para mantener bajo control las malas hierbas y para poner en marcha a las lombrices durante el invierno. Y en esta época del año se puede incorporar para dar de comer a múltiples criaturas que despiertan con la primavera -pero tiene que estar limpio, cuidado y no oler mal-.

 

Por supuesto también para esto está el compost que puedes hacer en casa a partir de restos de poda y verduras. Para hacer un buen compost que sirva al jardín es necesario seguir una serie de especificaciones detalladas -que no difíciles-.

 

5. Aprende de otros

Internet está sembrado de guías, información, y ayuda para cualquier jardinero. Muchos consejos se pueden aplicar a este lado del bosque. Las plantas tienen que crecer, y si no lo hacen algo no va bien. La curiosidad hará que tus plantas estén mejor. Hay varios blogs que me rechiflan y aquí puedes encontrar ideas para tu jardín.

 

Otra cosa útil, o más bien súper útil, es tener un diario del jardín. Yo he empezado el mío este año. Así sabrás cómo va evolucionando, cuándo es mejor sembrar, cuándo florecen las plantas y el tiempo que tardan en dar frutos. Podrás calcular sucesión de floraciones y sobre todo, podrás ser mucho más consciente en años vista de tus errores y de tus gloriosos aciertos y avances.

 

Referencias

  • 5 secrets of successful gardeners. Adrian Higgings. The Washington Post. (Este artículo es una traducción con alguna puntilla más de su artículo).
  • The Royal Horticultural Society Encyclopedia of Gardening.

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