Tabula rasa. El Paseo del Prado

Como estudiantes siempre (o casi siempre) jugamos a proyectar y en muchos casos nos es permitido diseñar al estilo ‘borrón y cuenta nueva‘.

 

Es decir, tabula rasa, lienzo en blanco. O séase con la autorización para arramplar con todo y empezar de cero, creando lo que uno quiera sin límites ni imposiciones…

 

Reconozco que aunque poco común, sobre todo cuando se habla de arquitectura del paisaje, la libertad de proyectar de cero la recuerdo por un lado muy divertido y con cierto nervio -la hoja en blanco es la llave perfecta para la mente en blanco- pero por otro lado especialmente liberador. Y esa sensación es por la que supongo a muchos nos gusta ser creativos.

 

Uno se puede dedicar a mezclar, combinar, destacar, silenciar y buscar cualquier razón para llevar acabo la mayor ‘barbaridad’. Y es muy divertido, aunque a veces difícilmente explicable y entendible -de una manera algo ‘injusta’ porque cuando se es estudiante también se está aprendiendo a comunicar y a explicar, y como las ideas pueden chorrear a ton ni son es aún más difícil de articular una visión sea esta ‘certera, errónea, buena o mala’-, de ahí que después de esta fase creativa muchos volvamos al ‘menos es más’. He ahí donde supongo recae ya parte de la experiencia.

 

En cualquier caso la diversión, el estrés estudiantil, las entregas y el proyecto pueden ir del dolor de cabeza al más absoluto orgullo -algo también importante pues es algo que siempre va unido a la necesidad de superación y por lo tanto de convertirte en alguien mejor-. Pero como estudiante  (y profesional) siempre hay un final: se expone, se explica, (se ejecuta), se celebra y se San Se Acabó.

 

 

Pues bien recordando esos años mozos expongo aquí mi proyecto de diseño de fin de máster.

 

Mirándolo ahora es un poco batiburrillo, o al menos creo que esa podría ser la primera crítica. Pero como todo estudiante que entrega su proyecto de fin de carrera, máster del universo, o lo que sea, y le dedica mucho tiempo no quiero yo hacerme sangre a mi misma.

Viéndolo hoy en día me siento muy orgullosa, pues es en éste proyecto donde empezó a fraguarse quién soy como profesional, y aún me siento identificada y veo cómo aún esas figuras de quienes me inspiré -artistas, paisajistas, etc- siguen inspirándome hoy en día.

 

El lugar

La elección de lugar me correspondía a mi. Y en aquella fecha se volvió a hablar del Proyecto Eje Recoletos-Prado cuyo director del Proyecto era Álvaro Siza. El proyecto aún hoy, en 2016, no se ha llevado a cabo, pero entonces cuando yo empecé mi proyecto de fin de Máster tuve la suerte de hacerme con el libro del Proyecto: Recuperación del espacio público de Madrid. El Eje de Recoletos-Prado: Memoria, Realidad y Proyecto. No hice mucho caso de su masterplan, sencillo, equilibrado, respetuoso y elegante. No descarto que hubiera sacado mejor nota. Pero para que existe el eclecticismo y las ganas de romper con todo. Tenía que sentar mis precedentes.

 

El contexto

Para ponernos en situación, aunque no es necesaria presentación alguna, pero para contextualizar mi aportación.

El Museo del Prado. Una de las mejores creaciones de Juan de Villanueva y uno de los edificios más hermosos de la arquitectura neoclásica universal, sencilla, nada enfática ni grandilocuente, de variada y rica composición, de estudiadas proporciones y carácter amable y entrañable por la sabia utilización del ladrillo rosado en combinación con el granito suavemente gris y la blanca caliza… sin olvidarse de la excepcional importancia de su contenido… (Extracto de libro: Recuperación del espacio público de Madrid. El Eje de Recoletos-Prado: Memoria, Realidad y Proyecto)

Y, singularmente rico en cuadros de maestros europeos de los siglos XVI al XIX; según el historiador del arte e hispanista Jonathan Brown «pocos se atreverían a poner en duda que es el museo más importante del mundo en pintura europea».

 

Pues lo dicho, saltando yo misma a la palestra, en vez de volver a la sencillez, nada enfática ni grandilocuente, estudiadas proporciones y carácter amable. Ésta fue en 2007 mi aportación. En comparación, mucho más guerrera.

 

Marta Puig
Marta Puig Special Design Project MA Landscape Design University of Sheffield.

 

Con un ‘brief’ hecho por mi también -era parte del ejercicio-, quería un lugar único, que inspirara y respirara arte mirando al futuro. Quería reforzar el lugar para que se convirtiera en la antesala del museo, reflejando el arte también en su exterior creando espacios para exposiciones al aire libre, con una plantación más vibrante e incluyendo el agua a lo largo del paseo.

 

Superpuse un cuadro de Dalí, redistribuí su geometría como un collage, para que cada espacio tuviera esencia, fuerza y color, pero sobre todo para que sus formas y espacios impactaran y se viera claramente una ruptura con el arte más tradicional. De ahí la elección de un cuadro cubista.

 

SALVADOR DALÍ
Naturaleza muerta purista. Salvador Dalí. 1924.

 

Mi visión

 

Elegancia, simplicidad y audacia han de combinarse para proporcionar un lienzo en blanco donde el arte pueda exponerse y experimentarse mientras el público y la audiencia pasea a lo largo de este  bulliciosa paseo. 

 

Marta Puig MA Landscape Design
Collage de la Naturaleza muerta sobre el Paseo del Prado.

 

 

De esta manera transformaba el Paseo del Prado en una serie de espacios -plazas, lugares de exposiciones y juegos de niños-, vegetación -con pequeños jardines-, grandes y pequeñas láminas de agua más modernas entre las ya existente, y todo inspirado en artistas, pintores, y escultores del siglo XX -muchos nacionales-.

 

Entre los ‘mini’ jardines surgirían zonas de juego, arboledas de cerezos de blanca floración, y las láminas de agua se llenaban y vaciaban (Cristina Iglesias), habría espacio para exhibiciones de danza, escultura y teatro entre sus miles de posibilidades… todo cultura. Un espacio cultural en la milla de oro ‘Cultural’ de Madrid.

Una gran lámina de agua actuaría de espejo de la fachada del museo y del cielo de Madrid. Aunque cierto es que más de un árbol debería morir, no los protegidos. No los que mantuvieran su porte y no se les pudiera catalogar como torturados (por las podas, las enfermedades, y la falta de espacio y luz).

 

Marta Puig Special Design Project
Definición de las formas es plazas, zonas verdes, y agua.

 

 

Cristina Iglesias, Eva Lootz, Jaume Plensa, Juan Muñoz, Eduardo Chillida… y muchos otros compartirían un espacio de exposición permanente para dar magia al lugar, esculturas y ‘landart’ para interactuar con el público. Y las zonas infantiles tendrían el arte embebido -como en las obras de Isamu Noguchi-.

 

Marta Puig Special Design Project University of Sheffield. Tabula rasa en El Paseo del Prado
Inspirado en el trabajo de artistas del siglo XX

 

La presentación

Aunque no conseguí un lienzo para imprimir el masterplan, encontré un papel especial, suficientemente grueso pero casi transparente para mostrar el plano. A mi me parecía que le daba más presencia, y lo hacía al mismo tiempo más delicado.

 

Masterplan Special Design Marta Puig
Zoom Zona Museo del Prado

 

 

Marta Puig Special Design Project
Zoom Zona Real Jardín Botánico

 

 

Mirando atrás, y a sabiendas de que había sin duda algunas propuestas peliagudas, creo que si existía cierta cohesión en las ideas, y sobre todo, mucha ilusión. Pensando ahora en ello, mi proyecto quería darle una vida nueva al Paseo del Prado de manera que sólo respirara arte. Tal vez, eso sí pequé de no ser muy respetuosa. En cualquier caso…

 

¡Qué belleza ser estudiante! y ¡qué libertad!. Por suerte ahora como profesional he podido comprobar que unos pocos aún hoy pueden ser libres a la hora de crear. Un privilegio tal vez. Pero es ahí a dónde uno debe dirigir sus sueños.

 

Esta es mi ‘visión’, y yo me pregunto. ¿A ti qué te gustaría más para este espacio? Me encantará leerte en los comentarios.

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