Isamu Noguchi: Escultor de Jardines

 

Jardín, Arte y Modernismo II: Isamu Noguchi. En la primera entrega: Luis Barragán.

 

La obra de Noguchi, fresca y esquiva a la vez que irremediablemente excepcional, estaba concebida a partir de una filosofía que radicaba en poner al ser humano en escala con su entorno.

Además, consiguió unir escultura y espacio retomando la esencia de los rituales, ceremonias, mitos y el drama de antiguas culturas exclusivamente para devolvérsela a una civilización -la nuestra- cada vez más fragmentada y modernizada. Noguchi creaba jardines con un significado poético y artístico que intentaban explicar nuestra propia existencia y por ello diseñó parques infantiles que deseaban ser el comienzo de un mundo.

isamu noguchi
Piedmont Park Parque Infantil Maqueta – Isamu Noguchi

 

Isamu Noguchi
Piedmont Park Parque Infantil – Isamu Noguchi 1975-76

 

Ciudadano del mundo

Nacido en Los Ángeles en 1904, Noguchi heredó al menos tres nacionalidades genéticamente hablando. Su padre, el poeta japonés Yone Noguchi vivía en NY cuando conoció a la madre de Isamu, Leonie Gimore, escritora, maestra de colegio y traductora cuyo padre era un inmigrante irlandés y cuya madre era en parte india americana.

 

La sensación de Noguchi de pertenecer a todos lados y a ninguno se explica en su infancia: vivió con su madre en un pueblo en la costa del Japón, su adolescencia la pasó en un colegio Jesuita francés en Yokohama, emigró a América a los trece años mientras su madre permanecía en Japón, su escuela en Indiana se transformó durante la Primera Guerra Mundial en un campo de entrenamiento de camiones, fue adoptado informalmente por un pastor de la Nueva Iglesia (Swedenborg), fue aprendiz del escultor Gutzon Borglum (que le dijo que nunca sería escultor), comenzó sus estudios de Medicina en la Universidad de Columbia, expuso su obra escultórica a los veinte años, consiguió una beca Guggenheim para estudiar en París, fue aprendiz del escultor rumano Constantin Brancusi, su madre falleció en 1933, se internó voluntariamente en 1942 en Poston, Arizona (donde dibujó los planos para los parques de Nisei y su cementerio) y en 1947 su padre murió.

 

Inspiración

En 1948 los paisajes desolados que los pintores surrealistas visionaron estaban en peligro y la guerra demostró que la aniquilación atómica era posible. Ambos el mundo del arte -al que claramente Noguchi detestaba- y el mundo en general nutrieron su depresión. Pero entonces, con el instinto de un superviviente, comenzó un viaje personal y artístico para descubrir el más noble y grande propósito para la escultura.

 

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California Scenario, in Costa Mesa 1980-82

 

 

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Me gusta ver en los jardines un tratamiento escultórico del espacio. […] Quién entre en él halla algo real hecho a su escala. Un espacio vacío carece de dimensión visual […] la escala y el sentido irrumpen en el instante en el que se introduce una línea o un objeto preconcebidos. He ahí la razón de que las esculturas o, mejor dicho, los objetos escultóricos creen espacio. Su función es producir ilusiones. El tamaño y la forma de los elementos se subordinan a los que tengan los demás elementos y el espacio. […] a estas esculturas yo las llamo jardín.

Noguchi quiso saber cómo las diferentes culturas del mundo habían utilizado la escultura para relacionarla con el espacio y las personas tanto en oriente como en occidente (siendo fiel a sus raíces dispares). Y a lo largo de ese camino se encontró con algunas de las grandes obras de la arquitectura del paisaje, incluyendo los jardines italianos, los parques de Gaudí en Barcelona, los lugares sagrados en Grecia y Egipto, y los jardines de los templos japoneses.

 

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Biblioteca Beinecke. Universidad de Yale.

 

 

Todo tenía un doble sentido: el círculo en la historia antigua de Occidente, representaba no sólo el sol y la luna, si no también la bóveda celeste, y a Dios y al Cielo; el cuadrado simbolizaba a los seres humanos y a la tierra. En el budismo zen el círculo representaba la perfección de la humanidad.

 

Noguchi buscó la manera de encontrar puentes entre ambas culturas -oriental y occidental-. Quería sintetizar y fusionar escultura y espacio, algo que tradicionalmente se encontraba en el jardín japonés de la contemplación, pero que podría ser también disfrutado en espacios públicos para jugar, trabajar o descansar.

 

Isamu Noguchi
Jardín hundido del Chase Manhattan Bank, Isamu Noguchi

 

Isamu Noguchi

 

Noguchi

 

Jardines y esculturas para todos los públicos

Tras la Segunda Guerra Mundial, Noguchi entró en una crisis moral a raíz de las dos guerras mundiales y la exacerbación de la mecanización, especialización, fragmentación, privatización, conceptos modernos del poder y faltos de sentido -por la pérdida de espíritu-. Sus respuestas a esta crisis fueron: impulsar la reintegración del arte hacia un propósito con un fin social (para llenar la falta de espíritu) y hacer escultura para el disfrute del público. En 1968 volvió a describir sus propósitos dentro de la sociedad: hacer la vida más interesante, para que valga la pena, y rica. Estos eran sus objetivos a la hora de realizar sus esculturas, no hacer ‘object’s de art’ para museos. Noguchi creaba entornos escultóricos extrañamente hermosos e irreales que pertenecía un mundo de formas muy alejado de la realidad de los paisajistas de la época.

 

Noguchi se encontró con el eterno dilema del escultor: aquel que intenta crear un objeto en un espacio con suficiente energía intrínseca que lidere ese espacio -sin embargo también anhela que ese espacio sea en sí mismo energético y memorable. Al igual que en la gran arquitectura, su trabajo debe ser escultórico y espacial -particularmente espacial.

 

 

Bayfront Park, Miami, Isamu Noguchi 1980-1996

 

Moerenuma Park in Japan
Moerenuma Park in Japan, Isamu Noguchi 1988-2000

 

Referencias

El jardín en la arquitectura del siglo XX: naturaleza artificial en la cultura moderna. Escrito por Darío Álvarez. Editorial Reverté.
La Arquitectura de los Jardines: de la antigüedad al siglo XX. Francesco Fariello. Editorial Reverté.
Invisible Gardens. The Search for Modernism in the American Landscape. Peter Walker and Melanie Simo. The MITT Press.
Isamu Noguchi. Un estudio espacial. Ana María Torres. Monacelli Press.
The Noguchi Museum. www.noguchi.org

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