Este es un proyecto con numerosos cambios de altura, plataformas, terrazas, rampas y muros, donde las cotas varían en un amplio rango y en cuyo interior no existen extensas perspectivas, si no que los espacios comunes miran hacia sí mismos y realizan numerosas funciones de estancia, transición, pantalla, etc. Los cambios de nivel, no se ven como algo que sustraiga valor al conjunto, si no todo lo contrario, como una manera de hacer paisaje, de crear espacios y de darle valor al jardín y a los espacios comunes. Son una suerte de Jardines de Babilonia, de terrazas compactas, vegetadas y frondosas.
La vegetación busca suavizar y reducir las proporciones de lo construido a escalas más humanas y cercanas; no siendo paredes y muros los que siempre actúen de límite con los espacios comunes, sino que sean los árboles y la vegetación (con verdes dispares y texturas varias) los que actúen de transición y difuminen aristas, enmarcando aquella arquitectura que no deba pasar desapercibida, pero sobretodo devolviendo a los espacios de uso común una proporción legible, manejable y conocida para el usuario que lo viva y habite.