¡Vida en el porche! 2 trepadoras de impacto

Parra & Glicinia: La pareja perfecta.

No hay mejor lugar en la casa para pasar una tarde de primavera que un porche mirando al sur. El sol calienta y la luz va alargándose con el día para enmarcar un jardín (un paisaje o un campo de cultivo) en continúo movimiento, en plena ebullición.

 

Sin duda alguna el clima Mediterráneo promueve la vida al aire libre durante la gran parte del año y muchas veces estos espacios entre la casa y el jardín se entremezclan para llevarte de un lugar a otro, atrapándote entre olores, colores y texturas.

El lugar de unión perfecto: el porche. Y si añadimos compañía, aperitivo y lo regamos con vino, entonces de aquí en adelante es pura magia.

 

 

Pero entremos en detalles, una pérgola sencilla y robusta con orientación sur tiene la capacidad de ofrecerte hermosas tardes de invierno y primavera, pero requiere una protección durante los meses de verano para tamizar el sol abrasador.

 

Un recurso austero pero de gran impacto, y con historia en el Mediterráneo, es la mezcla de dos trepadoras: la parra y la glicinia.

 

Ambas tienen hojas que despuntan tarde en primavera, permitiendo al sol invernal bañar el porche hasta que las temperaturas empiezan a subir.

 

Las dos, comienzan entonces a desarrollar una generosa masa de hojas creando una densa capa de aislamiento que mantiene la casa fresca en verano, mientras que los diferentes verdes de las hojas llenan de vida el porche y alegran la vista.

 

La glicinia tiene largos racimos de flores perfumadas en primavera que suele repetir en verano. En otoño, las hojas se vuelven color oro, mientras que la parra ya ha alcanzado su color rojizo, ligeramente oxidado. Las uvas de la parra maduran visiblemente a lo largo de los días, y pronto añadirán sabor.

 

Las plantas caducifolias tienen la magia de añadir valor a las estaciones, de avisar cuando llega la primavera y tirar la hoja en otoño para recordarte que el frío avanza.  En invierno una pérgola bien podada, aunque vacía, es hermosa y te promete expectante otra exuberante primavera.

 

Por supuesto, la pregunta puede ser y porqué estas y no otras trepadoras. Las opciones se multiplican en cuanto rebuscamos un poco más, y las dudas se apoderan y nos preguntamos cuál será la mejor opción. Rosas trepadoras, jazmines, bougainvilleas, por nombrar algunas que también aparecerán en tu búsqueda entre otras muchas hermosas y deslumbrantes especies que existen en los viveros. Ahora, como mezcla, impacto e interés, éstas amantes se entremezclan, viven juntas, son rústicas, vigorosas y aguantan carros y carretas. Ahora, para ambas la poda anual es fundamental para obtener numerosas flores y deliciosa fruta y la estructura donde se apoyen robusta y fuerte, pues la glicinia puede llegar a convertirse en un árbol colgante. Los resultados valen el esfuerzo.

 

 

  • Imagen destacada: Copyright @ Okinawa Soba (Rob) at Flickr
  • Referencias: Mediterranean Garden: A Model of Good Living. Louisa Jones. 2013. ED. Blooming Books

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